Santo Domingo
“Mi primera visita al ginecólogo fue cuando recién cumplí los 21 años. Decidí asistir porque a pesar de siempre haber sido irregular en cuanto a mi período menstrual, ya habían pasado tres meses y no me llegaba, cosa que me preocupaba a pesar de descartar la posibilidad de un embarazo”.
Aunque Carolina sabía que debía haber ido al ginecólogo desde que empezó a tener problemas con su periodo, lo postergaba porque le daba miedo lo que pudiera pasar durante la consulta.
“Siempre escuchaba a mis amigas que ya habían asistido hablar de que tenían que desvestirse para que las revisaran, y como entre la indecisión de si voy o no, siempre llegaba mi periodo, me olvidaba de eso”, cuenta la joven.
Al final, dice, la consulta resultó mucho mejor de lo que pensaba. “Considerando que nunca había tenido relaciones sexuales, la doctora dijo que no era necesario hacerme una evaluación. Solo me hizo algunas preguntas y me indicó unos análisis que al final no fueron necesarios porque al día siguiente de ir a la consulta, llegó mi periodo”, expresa Carolina, quien al igual que muchas jóvenes tenía la incertidumbre de lo que pasaría durante esa tan temida primera consulta con el ginecólogo.
Y es que los tabúes son múltiples, siendo el hecho de tener que desvestirse y las preguntas un tanto incómodas a las que son sometidas por el especialista, los principales motivos por los que se suele posponer la visita, incluso por años, hasta que notan rasgos atípicos en su cuerpo e inevitablemente deben asistir.
¿Cuándo asistir por primera vez al ginecólogo?
Si bien es cierto que no hay una edad específica para empezar a acudir al ginecólogo, según la especialista en el área, Silveria Pujols, lo recomendable es que sea entre los 13 y 15 años, antes del primer ciclo menstrual.
Esto permitirá que la joven conozca su cuerpo, se familiarice con términos relacionados a la menstruación y sobre todo, sepa cómo lidiar correctamente con los cambios que experimentará su cuerpo durante el proceso de transición de niña a adulta.
Sin embargo, nunca es tarde para visitar por primera vez a un especialista en el tema, ya que dependiendo de la condición de la paciente, este sabrá cómo tratarla y qué hacer para que se sienta cómoda.
La primera consulta, más que nada, sirve para obtener información precisa y confidencial sobre cualquier inquietud que se tenga sobre el debido cuidado de la zona íntima, aprender sobre los diferentes métodos anticonceptivos y de prevención de infecciones de transmisión sexual (ITS), como también para consultar sobre algún problema relacionado con los ciclos menstruales.
Aunque la experiencia es diferente para cada persona, por lo general durante esta cita el médico simplemente trata de conversar y conocer los posibles problemas que pueda tener sin necesidad de hacer una evaluación corporal.
Sin embargo, esto puede depender de la edad, si ya se han tenido relaciones sexuales o si tiene síntomas de una posible infección, por lo que la doctora Pujols destaca que es de suma importancia que durante la consulta la paciente sea lo más sincera posible, para poder determinar el tratamiento que requiera.
De su parte, el ginecólogo Alberto Ramos resalta que lo correcto sería acudir a chequeos inmediatamente después de iniciar una vida sexual, ya que empezarla a muy temprana edad implica desconocer muchas informaciones sobre infecciones, riesgos y embarazos no deseados, y esa ignorancia puede traer graves consecuencias en el futuro, que muchas veces no pueden ser remediadas, como VIH o papiloma humano.
Respecto a la confidencialidad, no hay por qué preocuparse. De acuerdo con Ramos, aunque lo correcto es que las adolescentes vayan en compañía de un adulto, sobre todo si aún no tienen la mayoría de edad, perfectamente pueden acudir solas a solicitar el tipo de información que deseen sin comentarles a sus padres, siempre y cuando no represente un peligro para la paciente.
Algunas de las dudas más frecuentes de las jóvenes
Las interrogantes nunca están exentas cuando se trata de las consultas ginecológicas, y más aún cuando las pacientes son jóvenes, y de una u otra forma son inexpertas y no tienen la debida información en cuanto al tema.
De acuerdo con el doctor Alberto Ramos, la mayoría de las preguntas realizadas por las jóvenes durante las primeras visitas están relacionadas con los síntomas de posibles infecciones vaginales y el cuidado que deben mantener una vez que inicia su ciclo menstrual.
A todo esto Ramos, quien pertenece al Centro Policlínico Nacional, asegura que aunque muchas entienden que pueden aclarar sus dudas o solucionar sus situaciones buscando información en internet o consultándolo con amigas, es de vital importancia que si se tiene una inquietud se recurra directamente a un experto, ya que cada cuerpo es distinto y no necesariamente lo que le funcione a una persona, funcione con las demás.
1 ¿Cómo elegir un ginecólogo?
Tomarse el tiempo de elegir un buen ginecólogo puede resultar más importante de lo que aparenta.
La idea de que alguien desconocido vea y revise la parte íntima es algo que preocupa a muchas mujeres, por lo que primero se debe pensar en lo que le haría sentir más cómoda: ya sea hombre o mujer, una persona joven o alguien un poco más mayor.
Lo recomendable es preguntarle al médico de cabecera por profesionales en el área que pueda recomendar según su criterio, como también pedirles recomendaciones a amigas con las que se sienta en confianza, siempre y cuando no se tenga ningún problema con el hecho de compartirlo.
2 ¿Qué ocurre verdaderamente durante la primera consulta?
La primera visita al ginecólogo es de orientación a la adolescente sobre su sexualidad, los cambios hormonales y sobre su primera menstruación.
Esta primera visita es el momento ideal para preguntar y aclarar las dudas que se tengan sobre el funcionamiento del cuerpo, lo cual permitirá conocer qué es lo normal y lo que representa una señal de alerta de que algo anda mal con el organismo.
Es probable que el especialista pregunte sobre los hábitos de higiene o anticonceptivos que utiliza, en caso de que se tenga una vida sexual activa, para poder realizar una historia clínica completa. Si la paciente no tiene ningún síntoma anormal, no se realiza una evaluación ginecológica.
3 ¿Cuándo debe realizarse el primer papanicolaou?
De acuerdo con la doctora Pujols, esta prueba, que se hace con la intención de detectar la presencia de células anormales en el cuello uterino que pueden causar cáncer, debe realizarse inmediatamente después de tener la primera relación sexual.
4 ¿En qué consiste un examen pélvico?
Consiste en una especuloscopia (es introducir un espéculo plástico a través de la vagina para observar el cuello cervical) y un tacto vaginal.
Este examen solo se le realiza a las jóvenes que han tenido relaciones sexuales previas, en conjunto con una evaluación mamaria.
5 ¿Es posible tener una infección vaginal sin haber tenido relaciones sexuales?
Tener una infección vaginal no necesariamente está ligado a tener una vida sexual activa o no. Una de las infecciones más comunes es la de hongos genitales, que puede desarrollarse por usar ropa interior de materiales sintéticos, o durar mucho tiempo con trajes de baño mojados.
Esta puede manifestarse con picores y flujos vaginales de color amarillento y puede ser determinada mediante un cultivo, que no es más que tomar una pequeña muestra del flujo con un bastoncillo, que se manda al laboratorio para que verifiquen si hay infección y de qué tipo.
Experiencia positiva
En el caso de Scarlet, visitar el ginecólogo nunca fue razón para preocuparse, ya que entendía que era algo normal.
“El primer día que visité una ginecóloga fue como si tuviera años ya tratándome”, externa, asegurando que el hecho de ser enfermera técnica le permitió sentirse preparada para cualquier proceso al que tuviera que someterse.
“Recuerdo cuando me iban a realizar el primer Papanicolaou. La doctora me dijo: ‘Respira, esto podría molestarte un poco’. Pero ella no se había percatado de que, antes de decirme eso, ya había respirado tres veces y que mi cuerpo estaba totalmente relajado y mi mente bien preparada”.
Aunque Scarlet expresa que antes deseaba siempre ser atendida por un especialista de sexo femenino, porque percibía que como mujer iba a entender sus preocupaciones o dolencias, con el tiempo ha preferido los de sexo masculino, ya que considera que son más observadores y delicados, pese a que muchas mujeres entienden que puede ser incómodo.