Colombia busca sacudirse del estigma de la cultura narco con un proyecto de ley
En un paseo por cualquier ciudad colombiana es fácil cruzarse con tiendas de recuerdos con productos dedicados al capo del narcotráfico Pablo Escobar, desde camisetas con su rostro hasta la réplica de su cédula de identidad, pero un proyecto de ley busca acabar con ese negocio y librar al país del estigma de la cultura narco.
«El proyecto tiene un propósito fundamental que es prohibir la comercialización, uso, porte o distribución de cualquier ‘souvenir’, camiseta, gorra o artículo que exalte a personas condenadas por algún delito dentro del código penal de Colombia», explica a EFE el representante a la Cámara Cristian Avendaño, del Partido Alianza Verde y autor de la iniciativa.
Avendaño afirma que estos productos son una «apología del delito» que exaltan la figura de una persona que dejó una historia de «violencia, muerte y destrucción», con miles de víctimas, y al que, sin embargo, muchos veneran como un héroe.
Con su proyecto pretende sustituir la imagen de Colombia, «mostrar al mundo que tenemos cosas más positivas que contar que ‘el patrón del mal'», dice en referencia al título de una de las muchas series televisivas sobre el capo, y reemplazarlo por deportistas, académicos, artistas o por la gran biodiversidad del país.
Uno de los temas a debatir son las ‘narconovelas’, que venden una imagen «distorsionada» de lo que es Colombia porque cuentan una parte de la historia, y no precisamente la positiva: «No creo en la prohibición de estas series, pero sí en las regulaciones que permitan que la historia se cuente como realmente fue», añade.
Identidad colombiana
«Me rehúso a vendernos al mundo como el país de la coca, del narcotráfico o la prostitución», agrega el político, que reclama una identidad nacional y una marca país que represente a la mayor parte de la sociedad y que haga que los colombianos puedan sentirse orgullosos.
Para fortalecer esa imagen positiva, añade el congresista, es preciso un debate entre los gremios, los académicos, los políticos y los ciudadanos para determinar cuáles son las cosas que mejor representan a Colombia.
«No sé si será la biodiversidad, la gastronomía o el sombrero ‘vueltiao’, la idea es abrir un proceso participativo en el cual salgamos a la calle a preguntarle a la gente cómo quieren que vendamos Colombia al mundo», afirma.
Este debate, confía el congresista, es una oportunidad para mostrar una identidad colombiana desligada del narcotráfico y de los personajes nefastos que lo representan.
La iniciativa surgió hace ocho meses en unas conversaciones del equipo de Avendaño, sin desconocer que «prohibir choca con la libertad de expresión», y en las cuales fueron escuchadas tanto víctimas del conflicto y del narcotráfico como Nicolás Escobar, sobrino del capo del extinto Cartel de Medellín, que dirige el museo temático del narco y quien le dijo a Avendaño que «es una vergüenza que sea congresista».
Además, valoraron cómo sustituir la economía de los vendedores de los artículos que intentan prohibir para reemplazar la comercialización de la figura de Pablo Escobar por «otras imágenes más positivas de Colombia».
Antihéroes
El sicólogo Wilson López, profesor titular de la Universidad Javeriana, dice a EFE que el fenómeno de exaltación de personajes relacionados con el narcotráfico deriva de un «aprovechamiento de la miseria» por parte de estos.
«Se convierten en héroes porque la gente no confía en las instituciones», agrega López, quien recuerda que Escobar, con el dinero del narcotráfico, invirtió en algunos barrios pobres de Medellín, algo que «deberían haber hecho» las instituciones.
De esta forma, «cuanto más frágil es la vulnerabilidad, más fácil emergen estos discursos», afirma el experto al indicar que Escobar, muerto en una operación policial en diciembre de 1993, no dejaba de ser populista proclamándose representante del pueblo mientras ganaba millones de dólares con la venta de drogas.
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