¿Realmente existe tal cosa como las feromonas?.
Todos hemos escuchado hablar de la feromonas. Esos bioquímicos encontrados en el cuerpo que supuestamente nos conectan con la pareja reproductiva más adecuada. Y no sabemos muy bien cómo funcionan, pero explican la tremenda atracción que podemos sentir por el olor de una persona, y al contrario, la repulsión que podemos sentir por el olor de otra. Pero por más que haya medio siglo de investigación al respecto, no se ha encontrado evidencia científica de que las feromonas de hecho existan en los seres humanos.
¿Qué son las feromonas?
Los humanos y otros animales tienen un sistema olfativo diseñado para detectar y discriminar de entre miles de compuestos químicos. Por más de 50 años, la ciencia ha sabido que algunos insectos y animales pueden liberar compuestos químicos (a menudo en forma de aceite o sudor) y que otras criaturas pueden detectar y responder a estos compuestos, lo cual les permite tener una comunicación silenciosa y puramente química.
Aunque la definición exacta ha sido debatida numerosas veces, las feromonas se reconocen generalmente como pequeñas series de compuestos que transmiten señales entre organismos de la misma especie. Son una parte del popurrí de olores emitidos de un insecto o animal, aunque algunas feromonas no tengan un olor discernible.
Algunos investigadores han propuesto un grupo de feromonas llamado “señaladoras” que simplemente transmiten información como el estatus social de un individuo o su salud. Esto es lo que popularmente se conoce como “compatibilidad química”. En cierta forma el olor de una persona es un casting de sus genes y de la compatibilidad que pueden tener si se reproducen.
El problema en los humanos
Hasta ahora, la ciencia ha tenido muy poco éxito en demostrar que la exposición al olor corporal puede producir respuestas en otros humanos. Ha demostrado, por ejemplo, que el sudor y otras secreciones pueden afectar la preparación sexual de alguien, y que los ciclos menstruales de la mujer pueden cambiar si se exponen al sudor de otra mujer. Pueden “sincronizarse”. También se sabe que el olor de una mujer que está ovulando incrementa los niveles de testosterona en los hombres.
Pero no hay evidencia consistente acerca de estos mensajes químicos de compatibilidad llamados feromonas. Para demostrar definitivamente que las feromonas funcionan, la ciencia tendría que identificar a las moléculas responsables, lo cual no han hecho hasta ahora. Sin embargo, la búsqueda continúa, y la ciencia ha investigado otras explicaciones potenciales para los sutiles efectos de los olores.
El comportamiento de los bebés, por ejemplo, que se guían por el olor para encontrar el pecho de su madre, es una de las cuestiones de estudio. Según investigadores, los infantes podrían simplemente estar atraídos a un “olor sello”, o esencia única personal de la madre. Los olores sello están influenciados por la dieta, el ambiente, la salud y la genética. Consisten de demasiados compuestos para ser descritos como feromonas.
El fracaso en identificar las feromonas humanas, sin embargo, no ha detenido a algunos individuos a lucrar con “pociones de amor” u otros productos, que supuestamente contienen feromonas. En realidad, muchos de estos productos contienen feromonas de cerdo. “No tienen ninguna historia en la literatura biomédica, sólo se les ocurrió que podría funcionar”, apunta el neurocientífico olfatorio Charles Wysoki, de Monell. Por ahora, entonces, la idea de perfumes y pociones basados en la comunicación feromónica humana son, de acuerdo a este estudio, mentira.
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