LAS REDES SOCIALES SE DESTENSAN
En pleno florecimiento de las comunidades virtuales, empiezan a aparecer ciertos síntomas de decaimiento en las populares redes sociales, al menos en la forma como las conocemos hoy día.
Cuán lejos nos internamos en el mundo virtual
Las redes sociales surgieron a finales del siglo XX y ganaron su portentosa popularidad en el nuevo milenio. Ellas permiten a los usuarios estar informados sobre las vidas de personas que vive a 20.000 kilómetros, y relacionarse con estas personas prácticamente en tiempo real.
Pero, al mismo tiempo, en algunos aspectos la comunicación en el marco de las redes sociales parece que se resiste a abandonar su carácter habitual. Los humanos no pueden prescindir tan fácilmente del eterno placer de reunirse con amigos de carne y hueso para, por ejemplo, charlar tomando unas copas. Esta necesidad ha motivado algunos proyectos de redes sociales en las que los participantes pueden emborracharse 'en línea' sin alejarse de sus ordenadores.
Las interacciones en 'la aldea global', en la que actualmente se entrelazan internautas de todos los continentes, siguen hasta cierto punto los patrones de la comunicación tradicional. De hecho, ya en 2009 los investigadores israelíes Jacob Goldenberg y Moshe Levy mostraron que en nuestro mundo digital las distancias geográficas determinan la comunicación tal y como ocurría hace 200 años. En su estudio, basado en datos de usuarios de Facebook, los científicos demostraron que los internautas tienden a interactuar en general con sus vecinos: la gente se comunica más con aquellos a los que conoce en la vida real.
La peña amistosa 2.0
El problema de quienes prefieren el mundo de los amigos virtuales a las personas reales parece ser el viejo problema de la adicción a Internet. No obstante, la estructura de las redes sociales ya cuenta con sus propias plagas. Por ejemplo, la función de ofrecer evaluaciones ya 'preparadas' por otras personas, estaría anulando la necesidad de los usuarios de analizar, de tomar decisiones y de ajustar el comportamiento ante diferentes situaciones.
Por otra parte, la posibilidad de apretar el botón 'me gusta' otorga al usuario una falsa sensación acerca de la importancia de su opinión, lo que conlleva el riesgo de desarrollar complejos o aumentarlos. No obstante, para muchas personas con problemas psicológicas las redes sociales sí que son un medio poderoso para establecer una comunicación plena y agradable.
Pero incluso los usuarios que están contentos con su vida virtual en su red o redes favoritas, podrían alcanzar un momento de sobrecarga de información. El hecho de tener 'miles de amigos' es un mito. Según un reciente estudio realizado a base de los datos de Twitter recabados por científicos británicos, al fin y al cabo las redes sociales no ayudan tanto a aumentar la cantidad de amigos que tiene una persona, pues resulta que el círculo de amigos con los que se mantienen las relaciones, depende de las capacidades 'amigable' del cerebro humano, que no puede superar las 200 personas, bien sea en el mundo virtual o real.
Lo que 'no me gusta'
Los expertos opinan que la disminución del número de participantes en las redes sociales está vinculada en primer lugar con los numerosos escándalos suscitados en torno al uso inapropiado de los datos personales de los usuarios. De hecho, algunas iniciativas recientes en la red fueron recibidas de uñas por los internautas, porque en seguida se vio que ocultaban la posibilidad de entregar información privada a terceras partes.
Recientemente, las redes sociales se confirmaron como una nueva herramienta efectiva para llevar a cabo iniciativas sociales y políticas, aunque al mismo tiempo pierden credibilidad en lo que afecta la vida privada de las personas. La información personal, entregada a una red, pasa a estar amenazada no sólo por las reglas de la misma, sino también por la incidencia de los fallos técnicos.
La información privada, una vez puesta en Internet, se va de las manos e inicia allí su propia 'vida'. Los especialistas indican que los usuarios mismos no saben comportarse bien en el mundo digital y van dejando por todas partes numerosas huellas, tanto de datos personales como de testimonios de su vida privada que a veces sería mejor no contar a nadie. De ahí las desilusiones que sufren muchos usuarios. La excesiva información personal en las redes sociales en muchos casos incluso llega a perjudicar la vida real. ¿No sería mejor dejar de jugar a estos juegos?
El futuro de las redes sociales
Las redes sociales están condenadas a evolucionar. De hecho, ya lo están haciendo. Muchos expertos opinan que pronto las reemplazarán nuevos sistemas en los que las redes pasarán a estar integrados al máximo con todos los servicios que usa el internauta.
Al mismo tiempo, los propios Facebook o LinkedIn podrán utilizarse no sólo para cuestiones relacionadas con el trabajo o con el ocio, sino también para todos los aspectos de la vida. Ya incluso los equipos domésticos empiezan a caer víctimas del uso cotidiano de las redes.
Algunos expertos ya han señalado como una posible dirección de la evolución de las grandes redes sociales su división en webs menores especializadas en temas concretos. Se trata de las redes sociales que podrían unir a los aficionados de cierta película o marca de coche, ganando y manteniendo un auditorio leal.
¿Se aburren los usuarios? En ese caso habrá que ofrecerles algo completamente nuevo para que no pierdan el interés. Según los analistas, las redes sociales son tierra fertil para emplear toda clase de prestaciones de moda, como por ejemplo las tecnologías 3D (algunos piensan que pronto la realidad virtual y la real se acercarán al máximo).
Cada día 'caemos' más en la red. Al mismo tiempo, es poco probable que la comunicación 'viva' se vaya perdiendo para evolucionar hacia algún tipo de la interacción técnica, práctica o robotizada. En el globo todavía hay vastos territorios donde la población ni siquiera usa ordenador.
- Hits: 670