Una visa humanitaria y una casa digna, eso necesita Dara
Una visa humanitaria y un hogar en condiciones dignas que permita a su madre, Tanya Alcántara, dedicar las pocas contribuciones económicas que recibe a la salud de ella y su hermana mayor, eso es lo que Dara necesita.
Dara Ivette de Jesús Alcántara tiene cuatro años de edad, está a pocos días de cumplir los cinco, y es la única paciente en el país diagnosticada con el síndrome de Pitt-Hopkins, una enfermedad caracterizada por el retraso en el desarrollo, problemas respiratorios y convulsiones recurrentes.
No hay hospitales. No hay medicina. No hay tratamientos. República Dominicana carece de todos los recursos necesarios para atender su condición y darle una mejor calidad de vida a ella y su familia, quienes viven alquilados en el ensanche Luperón, Distrito Nacional.
“Dara necesita una visa humanitaria a Estados Unidos porque ellos tienen la medicina, los médicos y hospitales que le pueden brindar una mejor calidad de vida y yo, como madre, estar más tranquila y no dejarle tanta carga a Hadassa (su hija más grande, de 7 años)”, aseguró Tanya, quien pese a las dificultades a las que diariamente se encuentra, por verse sola con sus niñas, se muestra animada y con una gran sonrisa.
El tratamiento
Aunque no existe una cura para el Pitt-Hopkins, Tanya se ha documentado lo suficiente como para saber que con 10 semanas de seguimiento profesional, la vida completa de su niña podría cambiar.
“Yo se que con las relaciones diplomáticas que tiene mi país se podría conseguir esa visa. Solamente quiero que me la atiendan y devolverme para mi país, yo no me quiero quedar para allá”, afirmó, con Dara, inquieta, sentada sobre sus piernas, y su otra niña, quien fue encontrada como cardiópata desde que se encontraba en el vientre y lleva un riguroso tratamiento, a su derecha.
Ambas niñas llevan procedimientos médicos permanentes y son atendidas entre el Hospital Infantil Santo Socorro y el Centro de Diagnóstico Medicina Avanzada y Telemedicina (Cedimat). Hadassa, ha sido operada en dos ocasiones del corazón y ha logrado hacer una vida normal, patrocinada la fundación del pelotero David Ortíz y otras caridades que con diligencia consigue su madre.
No obstante, la suerte de Dara no ha sido por no conseguir quien le de las rehabilitaciones y medicamentos que necesita, a lo que entra a consideración que también posee un leve autismo, sino que definitivamente no hay quien sepa cómo atenderla y que brindarle, por lo menos no en Dominicana.
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