Leer en una tableta o dispositivo móvil antes de dormirse empeora el sueño
Leer poco antes de dormir en dispositivos electrónicos que emiten luz afecta al sueño. La lectura en dispositivos electrónicos, tanto ‘e-books’, tabletas, teléfonos móviles u ordenadores, parece que tienen un efecto sobre la salud que va más allá de la conocida fatiga visual cuando se abusa de estos aparatos. Al parecer, la exposición a la luz que emiten horas antes de dormir puede afectar negativamente al estado de alerta alterando el sueño.
Concretamente, afecta al reloj circadiano que sincroniza el ritmo diario de sueño con las señales de tiempo ambientales externas, según investigadores del Hospital Brigham y de Mujeres (BWH, por sus siglas en inglés), en Boston, Massachusetts, Estados Unidos, que compararon los efectos biológicos de la lectura de un libro electrónico en comparación con uno impreso.
RITMOS CICARDIANOS
“Vimos que los ritmos circadianos naturales del cuerpo fueron interrumpidos por la luz de longitud de onda corta, también conocida como azul clara, de estos dispositivos”, resume Anne-Marie Chang, neurocientífica asociada en la División de Sueño y Trastornos Circadianos del BWH. “Los participantes que leyeron un ‘LE-eBook’ necesitaron más tiempo para conciliar el sueño y tuvieron menos somnolencia durante la noche, reduciendo la secreción de la melatonina, retrasando el ritmo del reloj circadiano y disminuyendo la lucidez mental a la mañana siguiente que cuando leyeron un libro impreso”, concreta.
Investigaciones anteriores han demostrado que la luz azul suprime la melatonina, impacta en el reloj circadiano y aumenta el estado de alerta, pero se sabe poco acerca de los efectos de esta popular tecnología sobre el sueño. El uso de dispositivos emisores de luz inmediatamente antes de acostarse es una preocupación por el efecto extremadamente poderoso que tiene la luz sobre el patrón natural de sueño/vigilia del cuerpo, y puede, por lo tanto, jugar un papel en la perpetuación de la deficiencia de sueño.
Durante este estudio de hospitalización de dos semanas, cuyos resultados se publican en ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’, 12 participantes leyeron LE-e-Books en un iPad durante cuatro horas antes de acostarse cada noche durante cinco noches consecutivas. Este mismo patrón se repitió con libros impresos.
¿TABLETA O LIBRO?
El orden fue al azar, con algunos participantes leyendo primero el iPad y otros, el libro impreso inicialmente. Los participantes que leyeron en el iPad tardaron más tiempo en quedarse dormidos, tenían menos sueño por la noche y pasaron menos tiempo en el sueño REM, además de que registraron una reducción en la secreción de melatonina, una hormona que normalmente se eleva durante la noche y juega un papel en la inducción de la somnolencia.
Además, los lectores de iPad tenían un ritmo circadiano retrasado, indicado por los niveles de melatonina, de más de una hora, además de que tenían menos sueño antes de acostarse, pero más sueño y estaban menos alerta a la mañana siguiente, después de ocho horas de sueño. Aunque se utilizaron iPads en este estudio, los investigadores de BWH también midieron otros eReaders, como ordenadores portátiles, teléfonos móviles, monitores y otros dispositivos, todos ellos emisores de luz azul LED.
“En los últimos 50 años, ha habido una disminución en la duración promedio de sueño y la calidad”, afirma Charles Czeisler, director de la División del Sueño y Trastornos Circadianos de BWH. “Como cada vez más personas eligen los dispositivos electrónicos para la lectura, la comunicación y el entretenimiento, especialmente los niños y adolescentes que ya experimentan una pérdida significativa del sueño, se necesita con urgencia investigación epidemiológica evaluar las consecuencias a largo plazo de estos dispositivos en la salud y la seguridad”, añade.
Los investigadores hacen hincapié en la importancia de estos hallazgos dada la evidencia reciente que une supresión crónica de la secreción de melatonina por la exposición a la luz nocturna, con un aumento del riesgo de cáncer de mama, cáncer colorrectal y cáncer de próstata. El estudio no hace referencia al hábito de ver la tele antes de dormir.
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