¿El fin de Silicon Valley? El empleo remoto amenaza el clúster tecnológico
San Francisco (EE.UU)
Twitter ya ha dicho a sus empleados que no hace falta que regresen jamás a la oficina. Facebook quiere que la mitad de los suyos trabajen desde casa en 10 años. El COVID-19 ha acelerado el empleo remoto en Silicon Valley, lo que, a su vez, amenaza la existencia misma del clúster tecnológico.
Hasta hace solo unos meses -antes de la pandemia- tener una oficina en San Francisco, San José o alguna de las poblaciones aledañas era casi un requisito para cualquier empresa tecnológica estadounidense e, incluso, de otros países, puesto que ello demostraba estatus y abría puertas tanto de talento como financieras.
MAYOR ACCESO AL TALENTO
Precisamente la concentración geográfica de personal cualificado, inversores y otros profesionales especializados en tecnología como abogados o publicistas era uno de los principales reclamos del clúster tecnológico, un argumento que el COVID-19 ha puesto en duda.
"Hasta ahora, si eras un programador muy capacitado pero tu pareja tenía un buen empleo en Chicago y no os queríais trasladar a Silicon Valley, tenías las puertas de Facebook prácticamente cerradas", explica a Efe Rob Atkinson, fundador y presidente del centro de pensamiento especializado en políticas científicas y tecnológicas Information Technology and Innovation Foundation (ITIF).
Atkinson lleva años abogando por una mayor distribución geográfica de la industria tecnológica en EE.UU. fuera de los centros tradicionales como Silicon Valley, Seattle y Boston, y ve la tendencia hacia el trabajo remoto como una oportunidad de avanzar en este sentido.
"Sabemos que hay talento tecnológico fuera de estos 'hubs' y el empleo remoto abrirá muchas puertas que hasta ahora permanecían cerradas", indica el investigador.
MENORES COSTES
Permitir a sus empleados trabajar desde casa de forma permanente no solo permitiría el acceso de las firmas tecnológicas a talento fuera de Silicon Valley, sino que, además, les permitiría rebajar gastos tanto en personal (más competencia entre candidatos y ajustes basándose en al coste de la vida en cada región) como en inmuebles.
Apple se acaba de gastar 5.000 millones de dólares en su nueva sede de Cupertino; Google, 2.400 millones en sus oficinas en el centro de Nueva York, y Salesforce tiene alquilada la torre más alta de San Francisco.
Poder prescindir de todos estos espacios o, por lo menos, reducir considerablemente sus dimensiones para albergar únicamente operaciones esenciales supondría ahorros multimillonarios cada año para las empresas, especialmente cuando Silicon Valley es una de las zonas con el metro cuadrado más caro de todo EE.UU.
La gran duda respecto al trabajo desde casa y lo que hacía que Facebook fuese hasta hace poco muy reacia a permitirlo entre sus empleados es su efecto sobre la productividad y la creatividad, dos aspectos esenciales para el funcionamiento de una empresa de tecnología.
UNA EXPERIENCIA POSITIVA
"A veces es un poco más difícil mantener la concentración, pero a la vez eso es más aceptable porque se permite trabajar fuera del horario normal", explica a Efe Brice, diseñador gráfico en una de las mayores firmas tecnológicas con sede en San José, cuyo nombre pide que no se publique por la estricta política que tienen las tecnológicas de impedir a sus empleados hablar con la prensa.
Brice, que lleva trabajando desde casa desde hace unos tres meses, admite que resulta "mucho más difícil" celebrar reuniones online con un número elevado de participantes, pero aun así asegura que la experiencia está siendo "mejor de lo que pensaba" y que no le importaría "seguir trabajando desde casa por mucho tiempo".
Por el momento, la empresa de Brice mantiene el trabajo remoto para prácticamente la totalidad de sus decenas de miles de empleados hasta el 2 de octubre, aunque el diseñador admitió que no le sorprendería si terminase siguiendo la estela de Twitter, Square o Facebook y se avanzase de forma definitiva hacia un modelo remoto.
Si la tendencia se acentúa y otras empresas toman decisiones similares en los próximos meses, Silicon Valley podría cambiar para siempre, y con ella la concentración empresarial y de talento, pero también los precios desorbitados de la vivienda, el intenso tráfico y la gentrificación.
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