La parte no tan rosa del cáncer de mama
Cada octubre, con la llegada del mes de concienciación sobre el cáncer de mama, Santo Domingo se viste de rosa. Empresas, instituciones educativas, y todo tipo de organizaciones lanzan campañas para incentivar el auto chequeo: camisetas, anuncios y el recordatorio de «tócate para que no te toque».
Sin embargo, detrás de estas iniciativas, hay una realidad de la que poco se habla: miles de mujeres que se encuentran luchando contra la enfermedad y enfrentan un camino mucho más complejo.
Conviene no hablar de mujeres sino mas bien de personas (incluyendo en esta descripción a los caballeros), pues esta enfermedad no tiene género, que no solo deben enfrentar el impacto emocional del diagnóstico, sino también los altos costos de los tratamientos, la carencia de recursos y la desesperación que genera la falta de apoyo adecuado.
Para ellas, el cáncer no es solo un recordatorio anual, es una batalla constante por sobrevivir y conseguir la atención médica necesaria.Más allá de los mensajes y actividades, hay una dura realidad para quienes enfrentan este flagelo. Cuente o no con seguro médico, para quienes padecen esta enfermedad, los tratamientos suelen ser muy costosos, y muchas veces esos gastos son inalcanzables para la mayoría de los dominicanos.
En lugar de mejorar su salud o aumentar sus esperanzas de vida, muchos se sienten abandonados por un sistema que no les ofrece el apoyo necesario. Para quienes enfrentan esta situación, no se trata solo de combatir la enfermedad, sino también de superar las barreras económicas y emocionales.
Para ellos, el uso del «lazo rosa» no significa absolutamente nada.Este es el caso de la Dra. Josefa Pérez Arias. Con solo 34 años, se enfrenta por tercera vez al cáncer de mamá. Además de ser una profesional de la salud con más de 12 años de experiencia, es madre de una adolescente que acaba de empezar su bachillerato técnico en enfermería. Josefa quiere seguir viviendo para ver crecer a su hija y seguir ayudando a los demás.
Ella es una de las miles de mujeres para las que el mes de octubre, «no es tan rosa» pero que contando su historia busca que otras mujeres tengan un poco de esperanza en medio de sus luchas y entiendan que no se encuentran solas en este camino.A pesar de la falta de empatía, la ausencia de respuestas, y la desesperación de tocar puertas, Josefa, sigue en busca de una oportunidad de sobrevivir y afrontar una vez más esta batalla.
«Cada día doy gracias a Dios por seguir batallando y con la esperanza de poder contar con los recursos para continuar con mi tratamiento» afirma Pérez Arias
Siendo octubre, un mes para crear conciencia, también es un mes para que nos preguntemos: ¿Hay algo más que puedo hacer para apoyar a quienes luchan contra esta enfermedad?.
Sigamos usando el «lazito rosa» pero también apostemos para que haya una mayor conciencia y empatía para entender a quienes como Josefa, agradecen cada día el hecho de una detección a tiempo pero que ahora necesitan solidaridad.
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