La malaria causó 608.000 muertes globales en 2022, un 1,81 % menos que en el año anterior
Al menos 608.000 personas murieron a causa de la malaria en 2022, un 1,81 % menos que en el año anterior pero un 5,26 % más que en 2019, el último año antes del inicio de la pandemia de la covid-19, según el informe global sobre esta enfermedad publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El año pasado se registraron 249 millones de casos de malaria (también conocida como paludismo) en todo el mundo, lo que supone un aumento del 0,8 % respecto al mismo dato de 2021 y del 6,43 % si se compara con los contagios reportados en 2019.
Por regiones, África continúa siendo el principal foco de contagio de la malaria, con más del 95 % de las muertes registradas a nivel global y más del 94 % de los casos contabilizados en 2022, según el informe.
Además, entre 2021 y 2022, se registraron más de 5 millones de casos adicionales de paludismo en el mundo, concentrados en su mayoría en cinco países del continente africano: Pakistán (2,1 millones), Etiopía (1,3 millones), Nigeria (1,3 millones), Uganda (600.000) y Papúa Nueva Guinea (400.000).
En la presentación de los resultados del informe, el director del programa mundial contra la malaria de la OMS, Daniel Ngamije, recordó que, de mantenerse estas tendencias, el mundo no alcanzaría el objetivo de reducir en al menos un 90 % las tasas de incidencia y mortalidad de la malaria para 2030.
Entre los principales factores que impiden la recuperación desde la pandemia de la covid-19, Ngamije destacó los múltiples conflictos activos actualmente en varios enclaves del mundo.
Así, al menos 41 países endémicos de malaria sufrieron entre 2019 y 2022 aumentos significativos en la incidencia de casos autóctonos como consecuencia de las crisis humanitarias.
Dos de los países más afectados por estos aumentos fueron Etiopía, donde el conflicto en la región del Tigré entre 2020 y 2022 derivó en 1,3 millones de nuevos casos de malaria; y Birmania (Myanmar), donde la inestabilidad política y social aumentó el recuento de casos de 78.000 en 2019 a 584.000 en 2022.
Según la epidemióloga de la OMS, Beatriz Galatas, fenómenos derivados del cambio climático, como las temperaturas inusualmente altas o las fuertes lluvias, también han contribuido a la transmisión de la malaria en zonas de África que hasta ahora permanecían libres de esta enfermedad parasitaria.
La experta española recordó así el caso de Pakistán, donde las grandes inundaciones tras el monzón que azotó el país en 2022 crearon un caldo de cultivo «ideal» para el mosquito anofeles, especie transmisora de esta enfermedad, lo que llevó a un aumento de 5 veces en los casos de malaria registrados.
Ante estos resultados, la OMS instó a la comunidad internacional a comprender la dirección y magnitud «cambiantes» de la transmisión del paludismo como resultado del cambio climático, a predecir los fenómenos meteorológicos extremos y la variabilidad climática, y a construir sistemas de respuesta sanitaria «más fuertes y resilientes».
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