¿Cuándo necesita un niño recibir terapia ocupacional?
Entre los muchos casos que ha manejado como terapeuta ocupacional, María Mercedes Cuevas recuerda de manera especial a una niña que no podía participar y jugar en el recreo en su colegio porque sentía miedo de actividades que involucraran movimiento.
Luego de asistir a terapia ocupacional, en una intervención que se basó en la técnica conocida como integración sensorial, cambió la manera en que la niña percibía los estímulos sensoriales relacionados con el movimiento.
“Empezó a mostrar que, al igual que cualquier otro niño de su edad, sí tenía deseos de jugar en el patio y compartir con el resto de sus compañeros”, refiere la especialista.
La experiencia de esta pequeña muestra cómo la terapia ocupacional contribuye a mejorar la vida de una persona al devolverle (o, en el caso de los niños, ayudarle a desarrollar) la capacidad de participar plenamente de sus actividades cotidianas.
SEÑALES DE QUE UN NIÑO PUEDE NECESITAR TERAPIA OCUPACIONAL
Un niño que no alcanza los hitos del desarrollo en la edad apropiada, que busca o rechaza excesivamente estímulos sensoriales (correr, tocar, lamer y morder), que tiene dificultades para afrontar actividades diarias o cambios en su rutina, que tiene problemas con la alimentación (es muy selectivo, babea en exceso, no prueba alimentos nuevos), al que se le dificulta prestar atención en el aula, calmarse o participar en actividades escolares (leer, escribir, jugar en el recreo) podría necesitar terapia ocupacional.
Pequeños que nacieron de forma prematura, sufrieron traumas en el proceso de embarazo, durante el parto o en edades tempranas y que parezcan no estar desarrollando habilidades como lo hacen otros niños de su edad suelen ser candidatos para este tipo de intervención.
“Es imprescindible que se realice por lo menos una valoración de terapia ocupacional en niños que corran el riesgo o padezcan cualquier tipo de condición que pueda afectar su sano desarrollo integral”, alerta Cuevas.
Esto incluye a los menores que se encuentren en el proceso de evaluación para el diagnóstico de trastornos del neurodesarrollo.
De hecho, las condiciones que afectan el neurodesarrollo (parálisis cerebral, síndrome de Down, autismo y trastorno por déficit de atención e hiperactividad o TDAH) se encuentran entre las más frecuentes en los servicios pediátricos de terapia ocupacional del país, de acuerdo con la especialista del Centro Psicológico Multidisciplinario Preventive.
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