La relación entre el COVID grave y las alteraciones del sistema inmune, según la ciencia
Recientemente, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, afirmó que el COVID-19 aún es una “amenaza sanitaria mundial”, aunque ya no está declarada como una emergencia de salud pública. “Persiste el riesgo de que surja una variante peligrosa que pueda causar un repentino aumento en los contagios y los casos mortales”, esgrimió el experto.
Y recordó que “BA.2.86 es una variante en vigilancia que tiene un gran número de mutaciones”. Es que si bien la vacunación y otras medidas de prevención fueron -y son- fundamentales para ralentizar los contagios y los casos graves, la comunidad científica aún se encuentra en estado de alerta.
En ese sentido, recientemente, un estudio científico realizado por expertos de Estados Unidos planteó que el SARS–CoV-2 en sus formas más graves puede producir alteraciones significativas y duraderas en el sistema inmunitario innato, que se encarga de hacer frente rápidamente a cualquier patógeno que pueda causar enfermedades.
Los autores, que integran el Centro Médico Weill Cornell, en Nueva York, analizaron específicamente a las células inmunitarias innatas. Según el hallazgo, que fue publicado en la revista Cell, estas células pueden “permanecer alteradas durante al menos un año” tras una infección por coronavirus y, en consecuencia, pueden incidir en ciertos casos de Long COVID, una condición en la que los síntomas persisten por 3 meses o más.
En algunos casos, hay personas que experimentan signos de la enfermedad meses después de la infección (Getty)
Steven Josefowicz, uno de los investigadores a cargo del trabajo, planteó que comprender “las alteraciones en el sistema inmunitario innato podría arrojar luz sobre por qué algunas personas continúan experimentando síntomas a largo plazo después de encontrarse con el SARS-CoV-2″.
Para el estudio, Josefowicz y sus colegas analizaron muestras de sangre de 38 personas que se estaban recuperando de casos graves de COVID-19. Estas muestras se compararon con las de pacientes que se recuperaban de otras enfermedades graves y también con las de individuos completamente sanos.
Según explicaron los científicos, en lugar de extraer muestras de células madre de la médula ósea -un proceso habitual pero que puede ser invasivo y doloroso- lo hicieron desde la sangre. “Al analizar esas células madre, lo que está claro es que el sistema inmunitario cambia después de una infección grave, como la de COVID-19″, planteó Josefowicz. Y amplió: “Al sistema inmunitario le puede parecer que el COVID-19 grave es el comienzo de una infección crónica y, dado que tiene problemas para eliminar este patógeno en particular, hará todo lo posible durante un tiempo para tener una mejor oportunidad de lidiar con el virus”.
Los expertos se preguntaron, entre otras cosas, si cambia nuestro sistema inmunitario después de una infección grave por COVID (Getty)
Los resultados del procedimiento indicaron que las células madre de individuos que se recuperaron del COVID-19 presentaron alteraciones en la activación, o desactivación, de determinados genes. Estas modificaciones promovieron, en algunos casos, la formación de monocitos (glóbulos blancos que atacan virus y bacterias), los cuales produjeron, de acuerdo a lo observado, una mayor cantidad de moléculas inflamatorias o citocinas, que ofician como alertas que el organismo emite frente a un peligro.
“Esta dinámica podría ser la razón detrás de la afectación de múltiples órganos por el COVID-19 y de la existencia de casos con COVID prolongado”, resaltaron los autores.
Para la doctora Lindsay Lief, quien participó de la investigación, “este es el comienzo de una historia muy larga que, con suerte, abrirá nuestra comprensión de cómo las infecciones virales, y en particular COVID-19, son diferentes de un resfriado. Necesitamos entender cómo las infecciones cambian el sistema inmunológico para impactar no solo los síntomas que experimenta, sino también cómo responde a su próxima infección o su próxima vacunación”.
En tanto, Josefowicz apuntó: “Lo que esperamos ahora es que otros utilicen nuestros enfoques para vincular este tipo de cambios con diferentes resultados clínicos y estados de enfermedad. Dado que estas células sanguíneas son más plásticas de lo que la mayoría de la gente suponía que serían, ofrece la posibilidad terapéutica de devolverlas a un estado más saludable después de una infección”.
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