Las 4 mejores drogas naturales para disfrutar el sexo.
Desde tiempos inmemoriales el hombre ha buscado el éxtasis como una comunión con el universo que lo rodea. Fundamentalmente existen tres caminos para reconectarse con este sentimiento oceánico de unidad: las prácticas ascéticas, la sexualidad y las drogas (generalmente en un contexto sagrado).
1- CANNABIS SATIVA E INDICA-MARIHUANA.
Evidentemente tenía que estar en esta lista el cannabis, la droga más usada para el “sexy time” en el planeta (sin contar el alcohol, que evidentemente no logra escalar esta lista). Sin embargo, más que la marihuana, el hachís (también el charras y mejor en chillum), por su linaje entre las paradisíacas orgías de oriente, es la sustancia que tiene una mayor relevancia como potenciador sexual. Generalmente las personas se acercan al cannabis por su cualidad sensorial, por cómo hace sentir las cosas, oír la música; el cannabis es una sustancia maleable que para mejor usarse en el sexo debe de saber llevarse.
El hachís, también llamado “chocolate”, puede ser usado como aceite para metaestimular. Los sabios fumadores de Marruecos hacen que lindas vírgenes corran desnudas por los campos de plantas de cannabis y fuman el polen que se les pega a su cuerpo. Especialmente, si se llega a conseguir un poco del mítico hash Alamut Black, la pareja estará abordando un gran trip sensorámico.
El gran mago de occidente, Aleister Crowley, prefería entre la mescalina, el opio y otras drogas, al hachís como su íntimo agente de la gran obra sexual (también gustaba hacerla per vas nefandum). Crowley veía en el sexo un concurso de las fuerzas cósmicas y en el orgasmo una especie de relámpago divino, u oración, por medio del cual podía entablar una comunicación con el mundo astral o manifestar una intención. Así describe Aleister Crowley el efecto del hachís:
Crowley incluso desarrolló una técnica llamada “Eroto-comatose-lucidity” (un estado de coma lúcido-erótico). Este ritual estaba basado en la estimulación sexual repetida sin llegar al orgasmo que lleva al individuo a un estado intermedio entre el sueño y la vigilia, así como la extenuación, permitiéndole al practicante comulgar con la divinidad. Para propiciar este estado eran usadas sustancias como el hachís y a veces el opio.
Cuando el hombre hace el ritual, todo el semen (o elixir) producido por un orgasmo debe de ser consumido, posiblemente a través del famoso Pastel de Luz, el secreto del horno de la Gran Bestia.
Al parecer el uso del hachís en un contexto sagrado, sexual, llegó a Occidente a través de los Templarios, que más tarde darían lugar a los Iluminati y quizás hasta a los plantíos de marihuana de George Washington. Los Templarios entraron en contacto con el club de los hashashins. El escritor creador del terrorismo poético, Hakim Bey, nos dice:
La leyenda del jardín paradisíaco de Alamut donde las huríes (las doncellas del cielo), el cáliz, vino y hashish eran disfrutados por los asesinos en carne viva, podría generarse de la memoria popular del Qiyamat. O tal vez sea literalmente verdad. Ya que para la conciencia realizada este mundo no es otro que el paraíso y sus goces y placeres son todos permitidos. El Corán describe el paraíso como un jardín. Es muy lógico para los ricos Alamut volverse el reflejo externo del estado espiritual del Qiyamat.
Ésta parece ser la clave del éxtasis sexual, el reflejo del cielo, en el placer de la creación. Los lentos y voluptuosos trances del hachís nos acercan al sueño de la divinidad en su harén.
2- MANDRÁGORA.
La mandrágora es una de las sustancias “afrodisíacas” más usadas en la historia de la humanidad, con una inextricable relación con la brujería occidental. Este narcótico es un elegante y sutil aliciente del sexo. Incluso es mencionada en la Biblia con este modus operandi. Su raíz tiene forma de pene: popularmente se decía que cuando se ahorcaba a un hombre y éste eyaculaba, ahí donde caía su semen crecía esta planta, la cual había que cortar con preparación mágica —pero es cierto que el ahorcamiento produce en el hombre una erección. En gran parte el poder de esta planta radica en su metamorfosis simbólica en un hombre, en el entendido de que su forma es un objeto mágico en la mente de quien la sabe usar. El juego es evidente: el hombre que la consume se puede convertir en dragón, manipulando su kundalini.
La mandrágora contiene scopalamina y pertenece a los alcaloides del anillo de tropano, al igual que la datura (toloache), la belladona y curiosamente también la cocaína (de nuevo la sabiduría popular: la coca es “la caspa del diablo”, el toloache es “la yerba del diablo”). Esta planta, junto con la belladona, es usada todavía en modernas ceremonias paganas (como la wica), en rituales de sexo solar o lunar.
Preferentemente se usa entre parejas que quieren tener una noche romántica, tomándose en gotas. La mandrágora llena al hombre de un aura de misteriosa potencia, un dejo entre dionisíaco y de gentleman. Se dice que las mujeres pueden tomar la mandrágora hembra y obtienen efectos equivalentes
3- GHB y OXITOCINA.
El gamma-hidroxibutírico (GHB) o éxtasis líquido se produce de manera natural en pequeñas cantidades en las células del sistema nervioso de todos los mamíferos. Esta sustancia, recientemente popularizada en la escena electrónica, ha sido vendida como un afrodisíaco incluso en la literatura médica, según el Dr. Laborit:
Aunque no sólo afrodisíaca: ingerida en exceso, esta sustancia puede ser considerada una droga de violación (“date-rape-drug”), a veces administrada secretamente en bares y discotecas por personas que tienen intenciones oscuras. Sin embargo, entre las parejas que buscan avivar sus relaciones sexuales, sin duda el GHB es una de las sustancias predilectas. Las mujeres reportan una expansión de su orgasmo; pero en dosis mayores éste se hace más difícil. Como siempre, pero en particular con el GHB, es importante saber medir la dosis.
Uno de los beneficios del GHB es que produce una sensación de desinhibición pero, a diferencia de otras, no impide el performance. Esta sustancia es utilizada mucho por bailarinas exóticas y fisicoculturistas.
Un estudio durante un brote de sífilis demostró que 61% de hombres homosexuales infectados reportaron el uso de GHB, alegando que la droga les permitía olvidar sus inhibiciones cuando tenían sexo con extraños, permitiéndoles disfrutar sin preocupaciones un gran número de parejas sexuales.
Oxitocina- La oxitocina, conocida como la “hormona del amor”, es una hormona mammalia que también actúa como neurotransmisor, producida especialmente durante el parto y después del orgasmo, como una estela vinculante. En las mujeres se genera también al libar prolongadamente de sus pezones; los hombres también reciben una descarga después del sexo, pero al parecer la testosterona baja un poco los efectos.
La idea de que el amor es como una droga y una cuestión exclusivamente química, está basada en esta sustancia. Por esto algunas compañías han empezado a fabricarla, especialmente en spray y hay quienes la toman para “conectarse emocionalmente entre sí” e irradiar esta especie de loción de amor. Incluso existen fiestas temáticas donde los comensales consumen esta hormona. En realidad no son nada orgiasticas: en oposición al sexo salvaje de la cocaína-con-popper-con-viagra-con GHB-con S&M o algún otro tipo de cóctel, el sexo con oxitocina es como el vapor del post orgasmo suavemente abrazando todo el acto, un vapor de ternura armónica, el sexo de una pareja que lleva mucho tiempo junta.
El éxtasis o MDMA también estimula la oxitocina del cerebro vía los receptores de serotonina.
4.IBOGAÍNA.
Esta sustancia del corazón de África es, según Terence McKenna, el único verdadero afrodisíaco que existe en el planeta. Además es un potente alucinógeno con propiedades curativas comparado a veces con la ayahuasca.
El iboga originalmente parece haber sido usado en la cacería mágica para relevar el cansancio. Algunos brujos africanos utilizan el iboga para practicar una técnica mágica que produce orgasmos a distancia, como el Merovingio en Matrix Reloaded.
Algunas personas han descrito que el iboga ayuda a concebir la sexualidad como algo totalmente natural y a expresarla de forma desenfadada, como parte de un juego cósmico. El iboga es la danza en la noche de la polaridad, las dos llamas que se llaman para fundirse en el éxtasis, como panteras que copulan bajo la luna derramando vino en su sudor, agazápandose feroz y místicamente. La planta tabernanthe además otorga a la persona que la toma un ritmo especial, el pulso del Motherland, que puede incorporar, en el caso de ser hombre, al penetrar la gran vagina cósmica y, en el caso de la mujer, al recibir el falo solar.
Fuente: http://www.elciudadano.cl/2016/05/12/285674/las-10-mejores-drogas-para-disfrutar-el-sexo69696/
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