Por aparentes motivos pasionales, un hombre mató a su esposa de un disparo y luego se suicidó
POR RAFAEL SANTOS
TENARES.- Por aparentes motivos pasionales, un hombre mató a su esposa de un disparo y luego se suicidó, en el interior de una clínica de este municipio, lo que ha consternado a toda la sociedad de la provincia Hermanas Mirabal.
Los muertos son los esposos Raquel Danellis Jorge Taveras Núñez y Ambiorix Núñez Ferreira, de 25 y 30 años de edad, los cuales había procreado 2 hijos de 6 y 9 años de edad respectivamente, ambos enfermeros de profesión, ella laboraba tanto en el Centro Médico San Rafael, de esta ciudad, y en la ciudad de Moca, mientras que él en hospital San Vicente de Paul, de San Francisco de Macorís.
Según el médico legista actuante en el caso, el doctor José Lantigua, la mujer recibió un disparo mortal en la región occipital con entrada y sin salida, mientras que el esposo de esta, tan pronto cometió el horrible hecho se disparó con la misma arma, un revolver Taurus calibre 38, no. C44457, en la región parential derecha con entra y salida por la región pariental izquierda.
De acuerdo a testigos presenciales del lamentable suceso, Ambiorix Ferreiras, penetró al interior del referido centro de salud, revolver en mano y se dirigió a toda velocidad hasta el segundo nivel donde está ubicada la estación de enfermería, en donde tan pronto se percató de la presencia de su esposa le disparó.
“El hecho pasó a eso de las 10 y 15 minutos de la noche de este miércoles cuando el señor Ambiorix penetró al centro de salud, violentando la seguridad y la disciplina del mismo, y la emprendió a tiro en contra de la que era la madre de su dos hijos”, dijo una fuente policial actuante en el caso.
Datos suministrado a este medio dan cuenta, que desde hacía seis meses la pareja de esposo venían confrontando dificultades en su matrimonio, por lo que ambos decidieron separarse.
Sin embargo, hace dos meses, estos volvieron a unirse, pero durante la tarde de este miércoles, el señor Ambiorix se le observaba cabizbajo y como en estado de “reflexión”, por la comunidad donde vivía, en el San Jon, del municipio Salcedo.
Los cadáveres fueron enviados al Instituto Nacional de Patología Forense, de San Francisco de Macorís.
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