WASHINGTON.- Marsha y Carl, los padres de Kayla Mueller, la joven secuestrada y asesinada por el grupo terrorista Estado Islámico (EI) en Siria, intervendrán en el último día de la convención republicana para apoyar al presidente Donald Trump quien, dijeron este jueves que, “realmente se preocupa por las vidas de los rehenes estadounidenses” a diferencia de su predecesor, Barack Obama.
En una conversación telefónica con Efe desde Arizona, los Mueller explicaron que han decidido participar en la convención porque el Gobierno actual ha estado siempre con ellos.
“Nos respondieron inmediatamente, nos hemos reunido con el presidente Trump, el vicepresidente (Mike) Pence, el secretario (de Estado, Mike) Pompeo, el embajador (Robert) O’Brien, y su equipos, han sido fenomenales y conocen nuestra esperanza de hallar a Kayla y traerla a casa. Nos han apoyado mucho en cada paso que hemos dado”, indicó Marsha.
En ese sentido, su marido puntualizó que esta noche quieren lanzar un mensaje a los estadounidenses de que Trump “realmente” se preocupa por las vidas de los ciudadanos y sus familias: “Sabemos de primera mano cómo esta Administración difiere de la Administración demócrata con la que tuvimos que tratar durante un año y medio”.
Mueller, de 26 años y originaria de Prescott (Arizona), se trasladó a Siria para trabajar en labores humanitarias, hasta que fue secuestrada en la ciudad de Alepo y pasó hasta 17 meses como rehén junto a otros occidentales.
En el otoño de 2014 fue seleccionada personalmente por el jefe del EI, Abu Bakr Al Baghdadi, para ser su rehén personal, periodo en el que incluso fue violada en repetidas ocasiones.
El 10 de febrero de 2015 el Gobierno de EE.UU. confirmó la muerte de Mueller, después de que el FBI comprobara la autenticidad de unas fotografías enviadas a la familia de la joven en un correo electrónico por parte de los yihadistas.
El padre de la joven lamentó el tratamiento que recibieron por parte del Gobierno de Barack Obama.
“Todas las familias de rehenes estadounidense pedimos ver al presidente Obama y rechazó vernos -explicó- No nos vio hasta que el EI decapitó a dos rehenes estadounidenses. Fue entonces cuando (los familiares) del resto de rehenes estadounidenses tuvimos una reunión con el presidente Obama”.
Asimismo, se quejó de que estando aún su hija viva junto a otros secuestrados la senadora Dianne Feinstein publicó un informe sobre las torturas en el centro de detención de Guantánamo.
“Desde entonces he sabido que el presidente Obama tuvo que aprobar ese informe para que se hiciera público. Los rehenes estadounidenses estaban todavía retenidos por los camaradas de las personas que estaban en ese informe que estaba diciendo al mundo que estábamos torturando en Guantánamo, ¿se puede imaginar por lo que pasaron los rehenes estadounidenses”, indicó Carl.
Los progenitores de Mueller se quejaron, además, de que el Gobierno de Obama, al que acusan de haber “arruinado” completamente la situación de los rehenes, comenzara a bombardear intensamente cuando los secuestrados seguían allí.
Un trato muy distinto del que dicen que han recibido por parte del Ejecutivo del presidente actual.
“Escucharon, han estado realmente a bordo con nosotros y nos han ayudado. Cuando mataron a Abu Bakr al Bagdadi llamaron a la misión Kayla Mueller. El presidente nos llamó y nos dijo. Y estuvimos con él quince minutos al teléfono. Le dije, señor presidente, tengo algunas preguntas. Y le pregunté, no sé cuantas preguntas había escrito, era una página y media de cuestiones escritas a mano, le hice algunas, luego hubo una pausa y él me dijo ‘¿no tienes más?’ Yo le contesté, sí señor, y le pregunté el resto”, rememora Carl.
Los padres de Kayla Mueller señalaron que la Administración de Trump les ha permitido y animado a trabajar por su cuenta para encontrar los restos de sus hija, que todavía no han sido localizados, a diferencia del Gobierno anterior que “intentó controlar todo”, como cuando intentaron contactar con algunas yazidíes que habían sido retenidas en el mismo lugar que la joven.
Para Marsha, fue especialmente doloroso un viaje que hicieron en diciembre de 2014 a Catar en busca de ayuda para obtener la libertad de su hija y se reunieron con el ministro de Exteriores catarí.
“Nos miró y nos dijo ‘acabo de colgar al teléfono con el secretario (de Estado John) Kerry’ y siguió diciendo ‘no negociamos con terroristas’. Es lo que nos dijo y entonces continuó ‘no entiendo a los estadounidenses’. Y no me acuerdo de sus palabras exactas pero empezó a hablar del valor inapreciable de la vida”, rememora Marsha.
Pero si hay algo que no olvida esta madre son los hechos ocurridos antes de la muerte de su hija: “Hubo un bombardeo sobre el 4 de julio. El 12 de julio, el EI nos mandó un email para hablarnos sobre ese bombardeo y debido a lo que el Gobierno había tratado de hacer que daban 30 día de vida a Kayla”.
“Contactamos de inmediato al Gobierno y nos dijeron que no tenían ni idea de lo que hablaba el EI, lo negaron todo -siguió Marsha-, no lo admitieron hasta que James (Foley) fue decapitado y la gente empezó a decirle ‘¿no les están ayudando?’ ‘¿No estaban haciendo nada?’ Y entonces nos llamaron de la Casa Blanca y nos dijeron que había habido una filtración”.
Media hora después aparecía en las noticias que EE.UU. había intentado llevar a cabo un ataque.
La lista de agravios que estos padres consideran que sufrieron por parte del Gobierno de Obama es larga y sienten que frustraron sus esfuerzos para lograr la liberación de su hija.
Ahora lo que esperan es que los dos detenidos del EI Shafee Elsheikh y Alexanda Kotey, supuestamente implicados en el secuestro de varios estadounidenses, entre ellos Mueller, que están en manos del Reino Unido, puedan ser juzgados en EE.UU.
A ese respecto, Carl indicó que buscan que sean condenados a cadena perpetua sin fianza en una prisión de máxima seguridad.
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