Novena sinfonía de Beethoven cumple dos siglos desde su estreno en Viena
Cuando Ludwig van Beethoven presentó por primera vez su Novena sinfonía en un concierto en Viena hace casi dos siglos, el compositor alemán estaba ansioso por que todo saliera bien.
No había de qué preocuparse. Los espectadores rompieron en un estruendoso aplauso durante la actuación aunque Beethoven, ya duro de oído, no se dio cuenta hasta que un músico se lo señaló.
Si bien nació en la ciudad alemana de Bonn en 1770, Beethoven se trasladó con 22 años a Viena y pasó casi toda su vida en la capital austríaca.
El legendario compositor rechazó varias ofertas para mudarse y nunca dejó Viena, donde encontró un hogar lejos de su hogar, rodeado de seguidores y generosos mecenas.
"Era la sociedad, la cultura que caracterizaban la ciudad que lo atraían tanto", dice Ulrike Scholda, directora de la Casa Beethoven en la cercana Baden.
Esta pintoresca ciudad balnearia justo en las afueras de Viena marcó profundamente la vida de Beethoven, y la última sinfonía que compuso, afirma.
Bajo presión
"En los 1820, Baden era definitivamente el lugar idóneo" con la familia imperial, la aristocracia y la élite cultural veraneando allí, explica Scholda.
Además de la pérdida de oído, Beethoven padecía varios problemas de salud, desde dolores abdominales a ictericia, y acudía regularmente a Baden para recuperarse.
Los largos paseos por el campo y los baños en los manantiales medicinales de Baden lo ayudaban a recuperarse, a la vez que alimentaban su inspiración.
En los veranos previos a la primera interpretación pública de la Novena en 1824, el compositor se alojó en la que ahora se conoce como Casa Beethoven, reconvertida en un museo.
Allí compuso importantes segmentos de su última sinfonía.
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