El reconocimiento facial por Interpol ha dado lugar a 1.200 identificaciones en 4 años
La puesta en común de informaciones de reconocimiento facial por parte de Interpol ha dado lugar en los cuatro años que lleva en funcionamiento el servicio a 1.200 identificaciones, indicó este martes el director de análisis operativos, Cyril Gout.
En una jornada de puertas abiertas a la prensa en su sede de Lyon, con ocasión del centenario de Interpol, Gout destacó los logros de la acción de la organización policial internacional en la promoción de esas técnicas de reconocimiento facial, pero insistió en que «no son suficientes».
A su parecer, hay que avanzar en la aceptación de esas técnicas por parte de los Estados miembros, pero también por parte del público, y dijo que por eso trabajan con diversas partes, como organizaciones de defensa de los derechos humanos.
Preguntado por la posibilidad de que las informaciones de las que dispone Interpol para el reconocimiento visual sean utilizadas por algún país para la vigilancia en el espacio público con cámaras dotadas de inteligencia artificial con ese objetivo, Gout puntualizó que las bases de datos biométricos de Interpol «sólo son accesibles para Interpol».
La razón es que esas bases contienen «información sensible» y que la organización es el garante de que se cumplan todas las condiciones de utilización que imponen los países que han aceptado compartirla.
En algunos casos, esas restricciones se refieren a la prohibición de ponerla en manos de otros países a los que no se considera fiables.
Interpol también está promoviendo entre sus 195 países miembros una mayor cooperación para alimentar y sacar partido de sus dos bases de datos de ADN, un proyecto en el que por ahora sólo están implicados 87 de ellos.
El principal motivo de esa baja participación es la falta de capacidades técnicas o jurídicas de muchos países, señaló el director de las bases de datos de ADN de Interpol, François-Xavier Laurent.
En total, las dos bases de datos disponibles, una de fugitivos y otra de personas pendientes de identificación, contienen 280.000 perfiles.
A diferencia de otros parámetros biométricos, como las huellas dactilares, el ADN no se puede utilizar para una identificación inmediata, por ejemplo al cruzar una frontera, ya que exige un análisis en laboratorio que requiere tiempo.
Sobre la base de datos biométricos, del ADN y de otros elementos, en mayo pasado, Interpol lanzó una campaña de comunicación, titulada Identify Me para tratar de poner nombre a los cadáveres de 22 mujeres anónimas encontradas en Alemania, Países Bajos y Bélgica, de las que se sospecha que fueron asesinadas y que llegaron a esos países procedentes del extranjero.
Desde entonces, se han recibido más de 700 testimonios de personas que han querido aportar pruebas y algunas de ellas han podido ser identificadas, aunque los tres países en cuestión no han querido desvelarlo para profundizar en la investigación y tratar de aclarar posibles responsabilidades penales.
A la vista del éxito de la operación, Alemania pidió repetirlo con el caso de un niño de cinco o seis años que apareció en el Danubio, a su paso por Baviera, hundido con una piedra. Interpol lo hizo público el pasado 29 de agosto y ya se han recogido 33 testimonios.
Ahora la organización policial internacional pretende trabajar con un esquema similar desde 2024 en casos no resueltos en otras regiones del mundo.
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