Ruina del campo ya provocó cambios dramáticos en el país
Cincuenta años atrás el dominicano consumía con deleite pollo, cerdo, res, chivo, pavo, pato, guinea y otras carnes, todas criollas, cocinadas con aceite de maní o manteca animal, de producción nacional.
Esos tiempos quedaron atrás. Ahora se consume mayormente carne importada.
El pollo y huevo ‘gringos’ se han vuelto tan aceptables que cualquiera puede pensar que viene desde los taínos, porque los criollos no los quieren ni en la zona rural.
Los supermercados y restaurantes están repletos de cerdo, pavo, partes de res, embutidos, quesos y grasas importadas.
La producción nacional de maní fue quebrada deliberadamente en 1980 por funcionarios y comerciantes, precisamente cuando se introdujo al país la peste porcina africana, que acabó con la población total de cerdos criollos.
En menos de dos años, se dejó de consumir aceite de maní y disminuyó considerablemente la manteca de cerdo. De ahí en adelante, los dominicanos fueron inducidos a consumir aceite de soya importada, a la vez que cientos de miles de obreros agrícolas y trabajadores de empresas agroindustriales, perdieron sus empleos en todo el país.
Los pequeños productores agrícolas vieron arruinar dos fuentes de ingresos seguras con las dos cosechas de maní que podían hacer al año dependiendo del lugar y las estaciones, y en lo adelante no disponían de la marrana (cerda madre) y el verraco semental que reprodujeran la crianza para mantener la ‘alcancía del pobre’ en su patio.
El campo se vació
Los efectos devastadores en la agropecuaria del huracán David y la tormenta Federico en el verano de 1979, se combinaron armónicamente con aquellas quiebras para vaciar el campo, rellenar las ciudades de campesinos y comenzar un éxodo al extranjero, sin parar jamás.
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