Esta es una época de alegría, unión familiar, melancolía, recuerdos y emociones en la cual compartimos a diario con nuestros seres queridos y amigos, y en la que además, muchas veces estamos pasando por situaciones difíciles que comúnmente afectan la salud mental de las personas tratadas con medicinas para esas patologías, pero no quieren dejar de estar presentes en estas actividades. Por tanto, hay una pegunta que mis pacientes me realizan constantemente: ¿Puedo tomar alcohol con los medicamentos antidepresivos?

Habitualmente respondo que no. Para comprender la respuestas debemos aclarar lo siguiente:

Primero, el alcohol no se puede ni se debe mezclar con antidepresivos, antipsicóticos, benzodiazepinas, ni con algunos antibióticos de usos comunes debido a que puede disminuir o aumentar su metabolismo hepático existiendo un mayor trabajo del hígado. Esto ocasiona un aumento de los efectos secundarios como son letargo, sueño excesivo, mareos, nauseas, vómitos, aumento de los niveles tensionales, dolor de cabeza, etcétera.

Segundo, luego de metabolizarse en el hígado, pasa al torrente sanguíneo y al cerebro provocando una inadecuada respuesta terapéutica que mejoren la sintomatología deseada de la enfermedad.

Tercero, pero no menos importante, el alcohol es un depresor de tu sistema nervioso central, por lo que estarías ingiriendo una sustancia que lo que buscamos es todo lo contrario como respuesta farmacología sobre todo, si la persona padece de depresión, ansiedad, dolor crónico, esquizofrenia o bipolaridad, por lo que podría ocasionar respiración forzada, ritmo cardíaco acelerado, somnolencia diurna, pesadillas, provocar accidentes de tránsito, coma e incluso la muerte.