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Written by Fermin Concepcion on . Posted in Nacionales.

El precio de la honestidad

honestidad

Por Tony Perez

No hay que ostentar la desagradable categoría de pesimista para conjeturar que este país –mi país--  camina hacia la inviabilidad, si continúa con la práctica de medir la honestidad y el prestigio en la balanza de la fortuna, sin importar su nivel de putrefacción.

¿Qué mensaje le mandan a la juventud –y hasta a mí que no soy tan joven--  con ese modelo perverso? Robar y enriquecerse. Mientras más rápido, mejor. Porque con mucho dinero se llega a la honorable estatura de los perfumados. Y todos quisiéramos llevar ese cetro.

Una cosa eufemísticamente llamada buró de crédito solo ha servido para fuñir más a los empobrecidos por el sistema. Porque los frena hasta en su afán de buscar visas cuando, preñados de desencanto, se quieren marchar hacia tierras más prometedoras de dignidad. Solo a ellos.

Que alguien me diga, por ejemplo, si están en Datacrédito los zonafranqueros que no han querido pagarle a Banreservas, es decir, el banco estatal. Que algún osado me informe si en esas fichas internacionales de descrédito están quienes, desde la primera república, se han robado el erario. Que me cuente acerca de aquellos que han quebrado las arcas del mundo, y de los usuarios reales del gran dinero del narco.

No creo que alguien se atreva.

Sí aparecería mucha gente con pruebas sobre el descaro de colocar en esas “listas de ladrones” a miles de quebrados por el mismo poder. Los “ladrones nacionales” son los jodidos que se han atrasado en el pago de una factura telefónica, un pagaré de una casa, un carro, un electrodoméstico, una tarjeta de crédito abultada con truchimanerías empresariales.

Bastaría con caer en ese infierno para que, quienes no tienen calidad moral, concluyan en calificar al otro como moroso o delincuente. Han puesto al territorio nuestro bajo una gran trampa. No veo  porqué  quejarse, entonces, del auge de la delincuencia, la criminalidad… la inseguridad pública. Son consecuencia de los desafueros de los poderosos y del fanatismo político que le encanta más el can que comer y vivir en salud.

Una muestra penosa de esta desgracia es el paso de tortuga del Gobierno frente a varios dueños de zonas francas que no han honrado los pagos de un préstamo contraído con el Estado durante el último período del presidente Leonel Fernández (2008-2012).

El ministro de Hacienda, Simón Lizardo, acaba de informar que contratarán una firma de abogados para cobrar de manera compulsiva el préstamo US$31.4 millones, equivalentes a 1,300 millones de pesos dominicanos, otorgado a 32 empresas de zonas francas tras una táctica de terror de que cesarían miles de sus empleados debido a la crisis económica. Ejecutivos de estas industrias alegan imposibilidad de pago en el plazo acordado de cinco años.

Otra vez, quisiera saber si Banreservas o un  banco privado permitiría eso a un ciudadano común. No hace mucho vi cómo un fiscal auxiliado por un montón de guardias y policías, le arrancaron la vivienda a un vecino y lo tiraron a la calle con todo y familia. Menos que un perro callejero desahuciado. Había pagado religiosamente durante 15 años, pero los altibajos de la economía afectaron sus ingresos y se retrasó con los últimos pagarés.De impotencia, me brotaron las lágrimas. Son incontables casos como ese. Igual con los vehículos.