LOS ÁNGELES -- Steve Nash avisó la temporada pasada que ésta sería su última campaña en la NBA. Afirmó que después de cumplir su contrato de 28 millones de dólares por tres años, dejaría el básquetbol profesional y diría adiós a una carrera llena de éxitos. Sin confirmación oficial, la retirada de Nash de toda actividad con los Lakers este año da entender que, a todas luces, su adiós definitivo de las duelas está mucho más cerca de lo previsto.

De una vez por todas se despejaron las dudas y aquellos que no pudieron o no quisieron ver la abrumadora realidad de su estado físico deben estar tirándose de los pelos. Resulta difícil digerir el hecho de que ni los contrastados servicios médicos de los Lakers, ni la gerencia hayan previsto un desenlace de esta naturaleza. Sobre todo con las consecuencias que el caso Nash ha traído para una franquicia a la que le urge una renovación absoluta para volver a ser lo que fue.

Dejando a un lado, y obviando, la excelencia deportiva de Nash a lo largo de sus 18 años como profesional --que los tres últimos no ensombrezcan lo logrado anteriormente--, la realidad es que las cuentas no salen. En dos años se ha perdido 96 partidos de temporada regular, es decir, casi un 60 por ciento de los juegos de su equipo.

Si finalmente se cumple el anuncio del jugador y esta temporada no aparece en ninguna cita, Nash se perdería un total de 178 partidos sobre 246 posibles participaciones. Eso significa que los Lakers habrían pagado 20 millones de dólares al jugador por esas citas en las que ha estado en el dique seco. Por esta regla de tres, de los 28 millones de dólares por tres años vestido de púrpura y oro, Nash se habría 'merecido' ocho millones.

Se trata de uno de los negocios menos certeros de los Lakers en los últimos años, incluso peor que el de Dwight Howard, Mike Brown y Mike D´Antoni, todos ellos, nefastos.

Dada la situación de Nash durante la campaña pasada, había muchos aspectos sobre los que la gerencia de los Lakers tuvo que reflexionar durante el verano. ¿Era un riesgo contar con él en su tercer año de contrato? ¿Podría haberse encontrado una solución para que la franquicia pudiera liberar tope salarial con los 9.7 millones de dólares de su salario en 2014/15? El riesgo era mayúsculo por el tipo de lesión que tiene (irritación en un nervio de la espalda) y por la edad a la que le está sucediendo (40 años).

SEPTIEMBRE FUE CLAVE

Steve Nash

Andrew D. Bernstein/NBAE/ via Getty Images

Había una alternativa, una posibilidad para que el negocio no le saliera tan mal a los laguneros y era la opción de que Nash hubiera decidido retirarse antes de tiempo. Si eso hubiera sucedido, los Lakers podrían haber utilizado una cláusula de retiro en la que su salario se habría dividido en tres años. La fecha límite para que eso sucediera era septiembre, antes de que comenzara el campamento de preparación del equipo.

Pero la fe cegó a todos. Obviamente nadie podía obligar a que Nash se retirara y su afán competitivo no puede ser cuestionado. Incluso las esperanzas en que volviera al ciento por ciento eran factibles a los ojos de Kupchak y Byron Scott. Éste último confesó a ESPNDeportes.com, en Las Vegas, que cuando firmó por los Lakers, tenía la confianza de que Nash estaría a un buen nivel durante la campaña.

"Cuando firmé y antes de llegar al campamento, me sentí muy bien por el punto en el que estaba", señaló. "Su condición era increíble, era el mejor jugador que tuvimos en el campamento a partir del día uno. Me sentí muy bien con eso. Mi preocupación era si podía aguantar durante la temporada, obviamente hemos tenido una respuesta", confesó.

Y el tiro salió por la culata. Además del desembolso económico, el impacto en el tope salarial del equipo es innegable. Entre Bryant y Nash, los Lakers han ocupado un 49 por ciento de su tope (ambos suman un sueldo de 33.2 millones de dólares y el tope salarial de esta temporada es de 67.9 millones). Por otro lado, la franquicia hipotecó varias de sus opciones en el draft. La llegada de Nash significó la pérdida de dos primeras rondas y otras dos segundas.

AÑO CONDICIONADO PARA LAKERS

Ahora se están viendo las consecuencias de aquel movimiento de renovación exprés por la que optaron los Lakers en 2012. Tiraron de talonario para adquirir a dos piezas que no han aportado absolutamente nada al equipo (el propio Nash y Howard). A cambio, el futuro próximo de la franquicia ha quedado relegado a la mínima expresión.

Ha habido falta de previsión, confianza extrema y una actitud del jugador que le pone bajo sospecha sin cuestionar su afán competitivo. Sus palabras en el documental 'The Finish Line' en el que afirmó que quería cobrar el salario de su último año fueron una sentencia clara en la que desnudó una de sus prioridades.

Además, durante la temporada pasada había una posibilidad en la que si se producía un retiro médico antes de jugar 10 partidos, su sueldo desaparecía de los libros del tope salariar a partir de abril. Si aquello hubiera sucedido, los Lakers podrían haber incorporado a jugadores de garantías este verano. La temporada pasada Nash jugó 15 partidos.

El dos veces MVP no ha querido retirarse de ninguna manera. Ni el año pasado, ni antes de septiembre e incluso ahora, cuando acaba de decidir que no jugará esta campaña. No hay duda de que ha forzado la máquina por razones deportivas mientras su arcas se llenaban más y más, algo que no puede ser criticable ya que se trata de un contrato firmado por dos partes. Sin embargo, ni él ni nadie ha visto que su retirada tendría que haber llegado antes.

Los Lakers arriesgaron, jugaron con fuego, y se quemaron.