Dwight Howard tiene un problema de imagen.

Un problema de imagen que empeoró significativamente con su mudanza a una nueva ciudad.

Un problema tan evidente que todo aquel que tiene una plataforma disponible está evaluando la psique de Howard y ofreciendo asesoramiento gratuito sobre cómo solucionarlo.

¿Algo de esto suena familiar?

Fue más o menos en esta época tres años atrás que LeBron James fue llamado de todo, desde derrotista hasta perdedor, y cosas mucho, mucho peores, sobre todo en y alrededor de Cleveland.

Le ha llevado tres años, otros dos premios de JMV y dos campeonatos para finalmente "reparar" su problema de imagen.

La experiencia de Howard durante los días posteriores a su decisión de firmar con los Houston Rockets en lugar de quedarse con Los Angeles Lakers está empezando a sentirse extrañamente similar a pesar del hecho que el proceso de decisión de Howard estuvo casi libre de controversias en comparación con el de LeBron.

Vaya, Howard hasta tiene a un artista famoso de hip-hop insultándolo, al igual que LeBron y el Miami Heat. Los problemas de LeBron fueron con Lil Wayne, por algo tan sencillo como no saludarlo durante un partido en New Orleans en el 2010. Los problemas de Howard son con Ice Cube, quien criticó duramente al ahora ex Laker durante un concierto en Los Ángeles el domingo.

Al parecer, no hemos aprendido nada durante los tres años posteriores a la experiencia de LeBron.

En cambio, muchos de nosotros estamos haciendo lo mismo, analizando a un jugador y su historia para que coincida con la imagen embarrada que tenemos de él en la cabeza.

En el caso de Howard, su decisión de salir de Los Ángeles supuestamente confirma que no puede manejar la presión, ya sea de una enloquecida base de fans o de una franquicia con una historia de campeonatos anclada por grandotes.

Su decisión de dejar una ofensiva en la que regularmente era una tercera o cuarta opción verifica que es imposible de dirigir.

Su decisión de no asociarse con Kobe Bryant nuevamente corrobora la idea de que es blandito y no tiene la disposición de un campeón. No importa que su única temporada en Los Ángeles haya estado repleta de lesiones y haya sido un verdadero desorden -- y que se haya llevado la peor parte de la culpa porque, bueno, muchos de los otros colaboradores tenían anillos y/o trofeos de JMV para convalidarse.

No importa que los fans más informados hayan visto a los Lakers y coincidido en que Howard no fue correctamente utilizado por Mike D'Antoni.

No importa que Howard todavía estuviera recuperándose de una cirugía de espalda y tuviera problemas en el hombro, para jugar solamente 80 partidos (incluyendo los playoffs) -- dos más que Bryant, 27 más que Pau Gasol y 28 más que Steve Nash.

Y no importa que, al igual que LeBron, Howard se haya ido a un equipo que tiene mejores perspectivas de campeonato que su equipo anterior, tanto a corto como a largo plazo.

Este problema de imagen de Howard no es una experiencia nueva. Sólo es la más reciente.

No es que Howard esté libre de culpa aquí. Él fue quien nos dio muchas municiones para estos ataques, sobre todo la temporada pasada al quejarse abiertamente de su rol ofensivo. Y haber sido expulsado de su último partido con los Lakers tampoco ayudó.

Y si nos remontamos a la temporada anterior, su salida más que incómoda de Orlando hizo fácil pintar a Howard como alguien pasivo con las prioridades equivocadas.

Pero esta elección -- el pasaje de un conjunto envejecido de Lakers con un futuro cuestionable al equipo más joven de los Rockets con jugadores prometedores -- no atenta contra la personalidad de Howard, su deseo de ganar o su capacidad de jugar a nivel de campeonato.

Era la decisión correcta.

Pero de todas maneras lo tachan de cobarde.

Como era previsible, Shaquille O'Neal dijo que la decisión significa que Howard no pudo manejar la "presión" que implica jugar en Los Ángeles.

Jeff Van Gundy, más precisamente, supuso que la crítica de los medios, que resulta mucho más impactante en Los Ángeles de lo que era a nivel local en Orlando -- o de lo que será en Houston -- fue lo que asustó a Howard.

"Este tipo es un gran jugador de básquetbol", dijo Jeff Van Gundy en "Mike & Mike" por ESPN el lunes. "Simplemente no creo que ganar haya sido su máxima prioridad.

"Y no creo que le encante el escrutinio que viene con un mercado un poco más mediático que detectará sus defectos y lanzará sus críticas. Creo que está más cómodo en un entorno mediático más amigable".

Bueno, seamos honestos con nosotros mismos. ¿A quién "le encanta" la crítica? ¿A quién le gusta, siquiera?

Seguramente, Howard habrá sentido que un yunque le caía en la cabeza cada vez que hacía algo remotamente equivocado en Los Ángeles, ya que se pasó ocho temporadas en un ambiente mucho más aislado.

LeBron probablemente haya sentido lo mismo durante su primera temporada en Miami.

Sin embargo, lo que LeBron tenía eran aliados. Dentro de su propia organización, LeBron estaba protegido de las tonterías de afuera tanto como era posible, lo cual le ayudó a no reaccionar emocionalmente.

Howard, por su parte, debe haber sentido que lo atacaban desde todos los ángulos, incluso desde adentro.

Fuente

dominicanoshoy